20/5/09

Epístola a los hermanos argentinos - por Eduardo Coria

Cualquier semejanza con la Epístola de Pablo a los Romanos (y otras) NO ES pura coincidencia.

Les escribo a ustedes, los amados de Dios que están en Argentina, que han sido llamados a ser santos.
Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.
He recibido informes con respecto a la difícil situación que están pasando en estos momentos, generada por graves conflictos sociales y económicos. Debido a esto es que al saludarles invoqué tanto a Dios como al Señor Jesucristo para que les concedan gracia y paz. Porque lo que ustedes más necesitan no es echar mano de recursos meramente humanos para sobrellevar los problemas, sino la gracia de Dios (su infinita provisión de bendiciones) y la paz de Dios, esa paz que sobrepasa todo entendimiento y que cuida nuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús.

Amados hermanos, ¿les sorprende lo que está sucediendo? No debería sorprenderles, porque ¿en qué lugar de las Escrituras Dios promete que los gobiernos serán justos? ¿Dónde se dice que quienes no conocen a Cristo van a actuar con justicia y equidad? ¿Recuerdan aquello de “no hay justo ni aún uno”? Además, nuestro Señor Jesucristo prometió (sí, prometió) que en el mundo seríamos afligidos… Entonces, ¿tendría que sorprenderlos lo que están enfrentando? ¡No, absolutamente no!.

En lugar de quejarse tanto, hermanos, ¿han pensado lo que ustedes, los cristianos Argentinos, pueden hacer por la Argentina? Porque aunque no esté dentro de sus posibilidades controlar o mejorar las circunstancias reinantes, lo que sí pueden y deben hacer es controlar sus reacciones (las reacciones de ustedes) frente a las circunstancias. Quiero darles varias ideas sobre lo que tienen que hacer, pero antes de hacerlo, permítanme decirles algo que creo no tienen que hacer.

Andan circulando por allí ciertos documentos que no me parecen adecuados. Debo confesar que yo también en su momento envié escritos semejantes a éstos, algo que quizá no debí haber hecho. En estos documentos se critica al gobierno, o se critica a los opositores, con razón o sin razón; algunos son sumamente serios y otros corrosivamente graciosos. Pero, como en ellos se suele argumentar sólo a favor de uno o de otro sector sin tomar en cuenta la totalidad de los ciudadanos, no resultan útiles. Les exhorto a no producir ni reproducir estas cosas, que lo único que logran es exacerbar los ánimos sin aportar conceptos constructivos o que ayuden a superar los problemas. Esto no significa que deben cerrar los ojos a lo que está pasando o que deben abstenerse de opinar. ¿Tienen que ser críticos? Sí, deben serlo. Pero asegúrense de que su crítica sea constructiva y tienda a aportar soluciones, pero no se sumen a lo meramente destructivo.

Ahora sí, vayamos a lo positivo: ¿Qué pueden y que deben hacer ustedes? Enumero algunas cosas.

1. En primer lugar, no olviden su ciudadanía celestial. Porque, como lo dije en otra carta, “nosotros somos ciudadanos del cielo”. Esto no significa que deben renunciar a sus responsabilidades terrenales, sino más bien que deben empapar esas responsabilidades con el río de agua de vida que fluye desde el interior de todos ustedes. Dicho en otras palabras, sean mejores argentinos siendo mejores cristianos. Empapen sus pensamientos, sus palabras, sus intenciones y sus acciones con la dignidad de su ciudadanía celestial. No se permitan vivir por debajo de los estándares que Jesucristo nos ha impuesto. Esto tiene que ver con aquello de que “cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”.

2. Tampoco olviden que son ciudadanos de la tierra, de la Argentina. Su prioridad es la de amar a Dios con todo y sobre todo, pero su segunda prioridad es amar a su prójimo como a ustedes mismos. Y como bien saben, los prójimos son los próximos, los que tienen a su lado. Voy a tirar una piedrita en el lago de este concepto para que lo entiendan. Miren, se formó un pequeño círculo, que es el de su familia; pero allí hay otro un poco más grande, que bien puede ser el de sus parientes, vecinos y amigos; y allá hay otro más amplio, es el de su comunidad; y otro, el de su provincia; y otro el de su nación… Estos círculos representan a su prójimo. Sin embargo, el concepto de prójimo va mucho más allá de lo territorial; también tiene que ver con los afectos. Mientras más lejos están las personas, menos profundos son los afectos, a menos que en algún tiempo ellas hayan estado muy cerca de nosotros. En resumen, todas las personas que conocemos son nuestro prójimo, y, por lo tanto, debemos hacerlas objeto de nuestro amor. A Dios se lo ama obedeciéndole, al prójimo se lo ama sirviéndole. Entonces, servir a los argentinos es una muy buena manera de contribuir al bienestar general, posiblemente la mejor manera.

3. En cuanto a los problemas puntuales que están enfrentando, les recuerdo algo. Por lo que he sabido, su gobierno no está actuando bien, y diversos grupos humanos (empresarios, obreros, empleados, políticos, gremialistas, etc.) tampoco están portándose bien. Como resultado, muchos están sufriendo porque este tira y afloja que lleva ya bastante tiempo ha producido muy malos efectos: consecuencias morales que se perciben en la educación (o falta de), la violencia, el odio, la incomprensión; consecuencias materiales que hacen faltar el pan en la mesa de muchos argentinos y argentinitos y otras cosas semejantes a éstas. Pongamos lo dicho en su perspectiva correcta. Como mencioné más arriba, estas personas no actúan correctamente porque evidentemente no conocen a Jesucristo y no pueden actuar mejor. Sin embargo, este tema tiene otra faceta: ¿Qué van a hacer ustedes, que sí conocen a Jesucristo? ¿Qué podrán aportar como verdaderos cristianos para que la situación mejore?

4. También quiero recordarles algunos conceptos del amado hermano Pablo, que alguna vez escribió: “Aborrezcan el mal; aférrense al bien… Ayuden a los necesitados. Practiquen la hospitalidad. Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan… Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes… No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios… Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él. Por lo tanto, todo el que se opone a la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido… Paguen a cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos, paguen los impuestos; si deben contribuciones, paguen las contribuciones; al que le deban respeto, muéstrenle respeto; al que le deban honor, ríndanle honor… No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros… Así que el amor es el cumplimiento de la ley”.

5. Estas frases las escribió Pablo en circunstancias bastante peores de las que ustedes están atravesando. En aquel tiempo Nerón (de triste memoria) era el gobernante al que había que someterse, a quien había que pagarle impuestos y contribuciones, a quién había que respetar y honrar. Pero como sabemos fue uno de los perseguidores más feroces de judíos y cristianos, y fue quien finalmente firmó la sentencia de muerte del apóstol… E hizo esto a pesar de que (o tal vez debido a) algunos de su familia habían conocido personalmente al Jesucristo que predicaba el apóstol.

6. Ninguno de ustedes puede cambiar humanamente las circunstancias adversas. Pero todos ustedes pueden llegar ahora mismo al trono de Dios en oración, ayunando y clamando a Dios por su amada Argentina. Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad. Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien dio su vida como rescate por todos. Noten que he subrayado algunas expresiones que quiero ampliar. Lo primero que ustedes deben hacer es ORAR EN SERIO. No me refiero a esos ratitos de las reuniones de oración o de las devociones apuradas; sino a orar mucho y bien, clamando por todos los hombres. En segundo lugar, deben ORAR ESPECIALMENTE por las autoridades. Sí, por la Presidenta que tienen, sus ministros, los gobernadores, los intendentes, los generales, los comisarios, los directivos de las entidades intermedias, los directores de escuelas, etc., pidiendo por dirección, cuidado, paz y seguridad para vivir la vida cristiana en plenitud. Pero tengan en cuenta que no sólo deben pedir por el bienestar de ustedes los creyentes, sino tienen que orar por la conversión a Cristo de las autoridades. Porque si ellos no entregan su corazón a Cristo posiblemente sus gestiones no tendrán éxito. Y aún en el caso de que tuvieran éxito, irían al infierno si no conocen a Jesús. Por eso, oren, y asegúrense de hacerlo con corazones limpios.

Finalmente, hermanos, les quiero decir algo con todo amor pero también con toda firmeza: ¡Basta de protestas y más oración! No se quejen de que la comida está más cara y tal vez no puedan comer; en lugar de hacer eso… ¡ayunen voluntariamente! No lloriqueen delante de Dios, sino oren con fe, firmeza y dedicación por la conversión de las autoridades y de todos los que están envueltos en los conflictos actuales, por la conversión de los que tienen razón y la conversión de los que obedecen a meros intereses mezquinos, porque todos necesitan el toque salvador de Jesucristo.

Ustedes son responsables por la Argentina. ¿Saben por qué? Por el solo hecho que Dios los ha hecho nacer en la Argentina. Y el primer paso que deben dar frente a esta responsabilidad es ponerse de rodillas. Es paradójico que el primer paso sea… ponerse de rodillas. Sin embargo, todos sabemos que los grandes avances de la iglesia (que repercutieron positivamente sobre toda la sociedad) siempre fueron dados sobre las rodillas. Si como individuos dedicaran más tiempo a la oración y si como iglesia hicieran de la reunión de oración el encuentro más importante de la semana, podrían esperar respuestas, cambios y bendición.

Cuando pase por allí me gustaría participar de sus celebraciones, y ver que la adoración, la alabanza y el agradecimiento a Dios son sus notas preponderantes como individuos y como iglesia. También quisiera repasar con ustedes sus listas de oración, y me agradaría mucho encontrar en primer lugar el nombre de su Presidenta.

Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con el espíritu de cada uno de ustedes. Amén.

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